Tercera Epístola a las Iglesias (eBook)

CAPÍTULO 1
 
Salutación

 
1 Omar, siervo de nuestro Señor Jesucristo y escogido de entre la inmundicia para predicar la Santa Palabra de Jehová. Una tarea encomendada mediante el Espíritu Santo y sellada con la sangre de nuestro Señor Jesucristo.
2 Os saludo hermanos, a todos vosotros los que incansablemente predicáis el evangelio de salvación y lleváis almas a los pies de Cristo.
 

 
3 Con lágrimas os escribo sabiendo que muchos de vosotros os habéis apartado del camino santo y os habéis vuelto a las garras del diablo. 4 No pequéis hermanos y si pecáis, arrepentíos y volveos a los pies de Jesús.
5 Me causa tristeza saber de muchos de vosotros que llamándose hermanos golpeáis a vuestros hermanos en la iglesia, los defraudáis, les robáis, los tratáis como a vuestros enemigos y los perseguís como si fueran culpables de algún mal. 6 No permitáis que el diablo os envalentone y os convierta en perseguidores de vuestros hermanos. 7 Ya había sido profetizado por los hombres de Dios que en los postreros días, hermanos perseguirían a hermanos, los golpearían y hasta los entregarían a la cárcel. 8 Esto no es ninguna novedad hermanos, ya los verdaderos hijos de Dios estábamos preparados desde hace mucho tiempo para estos días venideros sabiendo que muchos de nuestros anteriores hermanos apostatarían de la fe y nos entregarían para ser castigados como si fuésemos criminales.
9 Mi llanto no es por los que sufrimos a causa de la iglesia; no hermanos, ¡jamás suceda eso!   10 Mi llanto es por todos vosotros los que os habéis apartado de la santidad y os habéis vuelto a la inmundicia de Satanás y os habéis convertido en hijos del diablo.
11 Vosotros hacéis lo que vuestro padre os manda, él es un mentiroso y padre de la mentira y cuando habla, habla según su propio deseo, pues es un mentiroso, y todos vosotros habláis mentira contra vuestros hermanos y peor aún, contra vuestros pastores y ministros, contra los que velan por vuestras almas. 12 ¡Ay de aquel que sintiéndose que hace lo correcto, persigue y ataca a los pastores de Dios! ¡Mejor les sería el no haber nacido nunca! 13 Pues haciendo eso amontona pecado sobre pecado y se hace merecedor del Infierno preparado para Satanás y sus hijos.
 

 
14 Amados hermanos, sabemos que estáis siendo atacados por vuestros hermanos y no os están mostrando el respeto que os merecéis. 15 Satanás se vale de todos sus hijos para causarles pesar y llanto; 16 pero, no os alarméis, vuestro padre que está en los cielos os está observando y está viendo vuestra fe y vuestro aguante y a su debido tiempo, al tiempo señalado por Él, os otorgará la corona que os merecéis por haber cuidado del rebaño de vuestro Señor Jesucristo. 17 No os contristéis como si estuvieses solos hermanos pastores. 18 Vuestro amado padre, Jehová Dios, os cuida y protege de las artimañas del diablo. 19 ¿Estáis siendo perseguidos? Cristo fue perseguido. ¿Os están golpeando? A nuestro Señor Jesucristo le golpearon primero que a vosotros. ¿Planean darles muerte? Viva nuestro Señor Jesucristo que aún siendo el hijo de Dios, se le dio muerte como un maldito.
20 No estiméis vuestras vidas como si fuesen vuestras ya que le pertenecen a Dios. Mejor repudiad vuestros cuerpos y conducidlos como a esclavos para que hagan la voluntad de Dios y sea Dios mismo quien os juzgue merecedores de la vida eterna. 21 Seguid haciendo la voluntad del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de ayer, hoy y siempre. 22 El Todopoderoso Dios que nos ha escogido de entre el mundo para servirle como siervos fieles...
 

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